Se cumple ahora un año del fallecimiento del empresario Manuel Baños, fundador de las panaderías La Colegiala. Me vuelven casi sin querer los recuerdos del trágico día que supe que se me había ido mi maestro, mi amigo, un hombre con el que compartí profesionalmente vivencias y experiencias ya imborrables.
Sentía la necesidad de compartir mis sentimientos y de ahí este artículo, que escribo desde el corazón y que pretende ser un modestísimo recuerdo a la figura y, sobre todo, al legado de Manuel Baños. Pocas personas encarnaban como él la condición de emprendedor. La Colegiala arrancó un día de hace 15 años como el sueño personal de un empresario que propuso un establecimiento abierto, cercano, moderno a pesar de ofrecer un producto tradicional e innovador porque el consumidor iba a encontrar en él algo más que una panadería.
La sociedad murciana respondió y de qué manera. Los años de duro trabajo hicieron posible pasar de uno a 30 establecimientos y asentar una marca que hoy es un referente en su sector. Manuel resumía las mejores virtudes del empresario. Su ilusión, su constancia y sus ganas eran contagiosas. A eso añadía afán de superación y compromiso.
Sus virtudes hacían más fácil trabajar con él y afrontar tiempos complicados como los que hoy vivimos, en los que el empresario siente más que nunca su responsabilidad a pesar de las piedras que se encuentra en el camino.
Me quedo con el Manuel empresario, pero muy especialmente como persona. La mejor palabra que le define es ejemplo. Es difícil asumir, en este aniversario de aquel triste día de julio, que no está entre nosotros. La fatalidad, un capricho del destino, me impide compartir con él ese café diario y seguir disfrutándole, aunque lo sienta cerca por sus hijos y porque también las enseñanzas, más allá de los recuerdos, mantienen viva la presencia de una persona.
Podría continuar hablando de él y contar mil anécdotas, pero este artículo se haría interminable para el lector. He querido resumir en unas pocas líneas mis sentimientos en el aniversario del fallecimiento de Manuel Baños y honrar su memoria por todo lo que me ha aportado en los años que trabajé junto a él.
Me siento muy honrado de formar parte de la familia de La Colegiala. El mejor homenaje que podemos hacer a su fundador es continuar la labor con el mismo entusiasmo que él demostró en vida, prolongar su sueño.
Porque Manuel era un soñador que un día despegó los pies del suelo para contemplar desde otra perspectiva lo que había creado. Subió, pero más de lo que hubiésemos deseado todos los que le queríamos.
Luis Tesón
Director de Marketing de La Colegiala
PD: Gracias a mi amigo Ramón Avilés por su ayuda.
Precioso artículo, Luis.
Yo aún no he podido soltar una palabra porque estos días de recuerdo aún me tienen algo sobrecogida, pero se merece esto que le dedicas y muchísimo más.
Sí que podría publicarse una enciclopedia entera con anécdotas de él que todos llevamos dentro.
Yo volé por primera vez en sus brazos, cuando era una cría. Cada vez que lo veía le pedía que me lanzara al aire, y así lo hacía siempre. Después me llevó a hacer mi bautismo de aire con 11 años, para finalmente contagiarme de su entusiasmo mientras él mismo pilotaba su autogiro.
De papel de padrino podría contar muchísimas cosas más, como por ejemplo, que quiso ser la persona que comprara mi primer sujetador!!!!! Jejeje, si es que era muy especial.
Luis, te apreciaba muchísimo, puedes tenerlo bien claro.
Un fuerte abrazo.
Noe.
Amigo Luis, siendo mucho lo que ya dices siento decirte que te sigues quedando muy corto para lo que Manuel ha sido para los que tuvimos ocasión de conocerlo ( en mi caso, mucho menos de lo que me hubiera gustado y cuanto lo siento); pero nada, comparto tus sentimientos y sin duda, sigue vivo en mis recuerdos.
Un abrazo de todos los que formáis la familia La Colegiala